El tratamiento se realiza en la piel totalmente limpia, sin
maquillaje, cremas o vello. Al paciente se le aplica un gel frío
sobre la zona a tratar que sirve de protección para las capas más
finas de la piel, a la vez que facilita la transmisión de la
energía lumínica. El médico le entregara unos protectores oculares
para que la luz del aparato no le dañe la vista.
La energía de la luz permite mejorar paulatinamente la textura y
tonalidad, eliminando poros dilatados, vello, rojeces, manchas y
las pequeñas arrugas en las capas más profundas de la piel.
La duración variará según el tamaño de la zona que se quiera tratar,
pudiendo oscilar entre 30 minutos y 1 hora. Tras la sesión, el paciente
puede volver a su rutina normal.
El número de sesiones puede varias normalmente suelen necesitarse
unas 4 a 8 sesiones cada 30 a 45 días, aunque según el tipo de vello o las
necesidades del paciente podrían incrementarse el número de estas.
Eventualmnete, algunas personas podrían necesitar sesiones de mantenimiento
1-2 veces al año, aproximadamente.
Los resultados son evidentes desde la primera sesión, aunque las mejoras se perciben de manera progresiva. Primeramente, desaparecen las manchas y rojeces, permitiendo a la piel recuperar un tono mucho más uniforme. Más adelante, con el avance del tratamiento se va notando una mejoría general en la luminosidad de la piel.
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